Se estima que entre un 10-17 por ciento de la población sufre alguna vez en su vida acúfenos, según se desprende de diversos estudios internacionales. Según la intensidad del síntoma, la persona puede ver más o menos comprometidas sus condiciones normales de vida. En los casos más extremos, las molestias pueden llegar a imposibilitar el ejercicio profesional o a afectar al ritmo de vida normal.
La doctora Heitzmann aconseja tratar los acúfenos mediante TRT (Tinnitus Retraining Therapy), basado en el modelo neurofisiológico. Es un tratamiento cuyo objetivo es la habituación al ruido. Para conseguirlo se apoya en el Consejo Terapéutico y en la Terapia Sonora. El padre del TRT es el profesor Pawel J. Jastreboff, quien definió el acúfeno como “una percepción auditiva fantasma notada únicamente por una persona”.
Otros métodos terapéuticos, como los farmacológicos, ayudan a controlar los efectos producidos por los acúfenos, como la ansiedad o el estrés, pero no solucionan el problema en sí mismo. Las intervenciones quirúrgicas, por su parte, también han demostrado tener una aplicación limitada para esta indicación.
Diferentes orígenes
Los acúfenos pueden estar originados por diferentes causas. “Desde un tapón de cerumen, una infección del oído medio, hasta una pérdida auditiva o un tumor benigno pueden desencadenar acúfenos. No obstante la mayoría de las veces tienen su origen en el propio oído y en la vía auditiva interna”, señala la otorrinolaringóloga.
Habituación al ruido
En la aplicación del modelo neurofisiológico o TRT, lo que importa conocer del acúfeno es el modo en que se procesa el ruido, desde el órgano periférico (oído) hasta la corteza cerebral. “Existen una serie de estructuras del sistema nervioso central que hacen que el acúfeno cobre un protagonismo que no debe tener”, describe la otorrinolaringóloga. El hecho de concederle una significación excesiva, provoca una alerta en el paciente que desencadena, a su vez, la percepción de molestias, afirma la doctora. “Se activa entonces el sistema límbico, encargado de las emociones y del aprendizaje, y el sistema nervioso autónomo, que es el que causa la molestia. Y es a estos niveles donde se puede actuar”, explica.
“Por este motivo, el objetivo del método que propone Jastreboff y que aplicamos en la Clínica Universitaria se basa en la habituación al ruido hasta conseguir que el acúfeno deje de molestar”. En este sentido, la especialista no considera tan importante la desaparición del acúfeno en sí mismo, “ya que en muchas ocasiones no podemos evitar que el oído produzca ruidos o que la vía auditiva los filtre”. La facultativa señala que “cuando hablamos de habituación nos referimos a dejar de ser conscientes de la presencia de un estímulo, algo que se consigue si se aprende a considerarlo irrelevante o indiferente. Es parecido a lo que ocurre con la ropa que llevamos: normalmente no notamos que la tenemos puesta y si la notamos, no molesta. Por lo tanto, habituación es sinónimo de dejar de notar el acúfeno en caso de que uno no se fije en él. Y en caso de que sí se fije y que por tanto note el acúfeno, que no le moleste y se le olvide rápidamente.”.
La doctora Heitzmann considera que el hecho de percibir un acúfeno “no tiene significación alguna, una vez que se ha diagnosticado y se ha constatado que no existe riesgo vital para el paciente que haga necesario otro tipo de tratamiento.
En el desarrollo del TRT, Jastreboff comprobó que el sistema nervioso central (SNC) tiene una plasticidad o capacidad de aprendizaje. El hecho de que el acúfeno genere molestias quiere decir que “el SNC lo procesa como un sonido importante. Nosotros podemos enseñarle a que deje de procesarlo con esa significación y lo deje en un nivel subconsciente”, apunta. Este objetivo se consigue mediante dos vías: el consejo terapéutico y la terapia sonora, herramientas fundamentales del TRT.
Mediante el Consejo Terapéutico, el especialista ofrece al paciente una explicación de lo que le ocurre y de la causa que desencadena su molestia, “siempre después de haberle practicado una evaluación mediante unos cuestionarios y una historia clínica, junto a una exploración y estudio audiológico, y si lo precisara, también pruebas complementarias. Es necesario hacer una valoración global del paciente”, añade la especialista.
El objetivo del Consejo Terapéutico es ayudar a restar importancia al acúfeno. “Se trata de quitarle esa significación negativa que provoca en el paciente y que hace que el sonido pase a nivel consciente y genere la molestia”, insiste la facultativa. De esta forma, se consigue “desconectar” el sistema límbico y eliminar poco a poco esa emoción o reacción negativa.
El Consejo Terapéutico se desarrolla durante varias entrevistas mantenidas entre el especialista y el paciente. La doctora Heitzmann subraya la importancia de estas sesiones, de tal forma que sin ellas, “la Terapia Sonora no consigue resultados”, asegura.
La segunda herramienta del TRT, la Terapia Sonora, surge de comprobar que “privar de sonido a la vía auditiva, diseñada para oír, tiende a aumentar la sensibilidad del oído. De forma que si se produce un sonido en la vía, como es el acúfeno, lo va a captar enseguida”, argumenta la otorrinolaringóloga. Para evitar este fenómeno se introduce sonido en la vía auditiva, con lo que se consigue disminuir la percepción del acúfeno a nivel cortical (para ser menos consciente de que se tiene y distraer la atención del acúfeno mediante ese sonido exterior).
La Terapia Sonora persigue, por tanto, ayudar a la habituación del acúfeno mediante la incorporación de sonido exterior, de forma que siempre se evite el silencio. Tiene distintos niveles de aplicación. Por un lado, a todos los pacientes se les indica que deben evitar siempre el silencio mediante una fuente exterior de sonidos. Además, algunos precisan unos generadores de sonido que emiten un ruido blanco (neutro) y que el paciente debe colocarse en los oídos durante unas 8 horas diarias, siempre sin que el ruido llegue a tapar el acúfeno. Otros pacientes con pérdida auditiva necesitarán una adaptación de los audífonos. La aplicación de la terapia deberá adecuarse siempre a las circunstancias y necesidades de cada persona.
El tiempo estimado en conseguir la habituación al acúfeno y la desaparición de la molestia depende de diversos factores, como es el tiempo de evolución del acúfeno, el perfil psicológico del paciente, las circunstancias personales que le rodean o de otras patologías. “Todos estos factores harán que la habituación se consiga en un año, año y medio o dos años, que es el plazo medio estimado, aunque puede superarse este tiempo dependiendo de los factores externos descritos. No se considera, por tanto, un fracaso del tratamiento no conseguirla en ese tiempo”, concluye la especialista. Para ayudar a la habituación se precisa un seguimiento estimado en unas 5-6 visitas en 2 años, aunque es necesario determinarlo en cada caso.
Fuente: Vivir salud
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